La taxonomía biológica es aquí tratada como una subdisciplina de la biología sistemática, que estudia las relaciones de parentesco entre los organismos y su historia evolutiva.
La mayoría de los especialistas ve las especies, a las que ubican en taxones en el rango o categoría taxonómica del mismo nombre, como una realidad objetiva, siendo los diferentes conceptos de especie diferentes conceptualizaciones de las propiedades emergentes que pueden utilizarse como aproximaciones para delimitarlas. La especie agrupa las poblaciones que evolucionan como un linaje independiente y suele ser la categoría taxonómica más importante en la clasificación.
La descripción de las especies ofrece los caracteres diagnósticos que forman parte de las herramientas para la determinación o identificación de especímenes. Teniendo en cuenta que sólo el 10% de las especies del planeta está descripto, y que esas delimitaciones son hipótesis con diferentes grados de robustez, la determinación funciona recursivamente con la descripción y delimitación de especies en el área llamada alfa-taxonomía o taxonomía descriptiva. Uno de los problemas actuales de la taxonomía descriptiva es la discrepancia entre los investigadores acerca de qué concepto de especie es el más adecuado para delimitarlas, diferencia teórica que es otra fuente de inestabilidad en la clasificación.
Si bien la alfa-taxonomía también tiene que lidiar con los géneros (taxones que agrupan especies en el rango inmediato superior) para delimitarlas, se suele definir a la beta-taxonomía como la que agrupa las especies descriptas en taxones de rango sucesivamente más alto. Por razones históricas los rangos que siguen al género son familia, orden, clase, filo y reino. Esta taxonomía actúa después de haberse resuelto el árbol filogenético de las especies descriptas, esto es, una vez que están resueltos los clados y otros cambios evolutivos que pueden no haberse dado en forma de cladogénesis. En la actualidad existe el consenso en la comunidad científica de que esta clasificación debe ser enteramente consistente con lo que se sabe de la filogenia de los linajes, ya que sólo entonces dará el servicio que se espera de ella al resto de las ramas de la biología, pero hay escuelas dentro de la biología sistemática que definen con matices diferentes la manera en que la clasificación debe corresponderse con la filogenia conocida. El objetivo de la clasificación en el que coinciden es que los taxones deben ser tanto informativos (de forma de poder realizar identificaciones) como predictivos, dos metas a veces contrapuestas.
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